La influencia de nuestras creencias personales
- Carlos Díaz
- 24 jul 2024
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 30 oct 2024
Nuestra percepción sobre las conductas sociales demuestra la influencia de nuestras creencias personales sobre la visión de lo normal y lo anormal.
Esta entrada explora cómo nuestras creencias personales moldean la percepción de lo que es normal y lo que es anormal, y cómo cuestionarlas puede abrirnos a una visión más amplia y compasiva de la vida y de los demás.
Las creencias personales influyen significativamente en nuestra percepción
Vivimos en un mundo lleno de diversidad, tanto en culturas como en valores, donde cada persona, a través de su experiencia, crea un conjunto único de creencias. Estas creencias funcionan como un filtro a través del cual interpretamos la realidad y nos ayudan a definir lo que consideramos normal o anormal en la conducta humana. Pero ¿qué sucede cuando estas percepciones son tan diferentes entre sí que generan conflictos o malentendidos?
¿Qué es la normalidad y la anormalidad?
La normalidad es un concepto flexible, que cambia con el tiempo y con el contexto. En psicología, la normalidad suele estar vinculada a aquello que permite a una persona desenvolverse en sociedad de manera satisfactoria. Sin embargo, lo que es “normal” para una persona puede no serlo para otra. Esto sucede porque la normalidad no es un concepto universal, sino que depende de cada sociedad, época y, sobre todo, de cada sistema de creencias.
Nuestras creencias personales – aquellas convicciones que adquirimos desde temprana edad – son los lentes a través de los cuales interpretamos el mundo. Y si bien estas creencias nos ayudan a dar sentido a la vida, también pueden limitar nuestra capacidad de comprender y aceptar otras perspectivas.
Ejemplos de cómo las creencias pueden distorsionar la percepción de lo normal
A continuación, algunos ejemplos ilustrativos de cómo las creencias influyen en nuestra percepción de la normalidad y anormalidad:
Diversidad cultural:
De manera similar, los estereotipos raciales y prejuicios afectan cómo se perciben las identidades y comportamientos relacionados con la raza, a menudo llevando a la desconsideración de experiencias y expresiones válidas. En algunos países, la expresión abierta de emociones, como el llanto o la risa, es algo completamente normal. En otros, puede considerarse inadecuado o incluso un signo de debilidad. Aquí, las creencias sobre la expresión emocional varían enormemente.
Religión y valores:
Las creencias religiosas pueden influir fuertemente en lo que una persona considera moral o inmoral. Por ejemplo, ciertos comportamientos o estilos de vida pueden verse como pecaminosos en un contexto, pero perfectamente aceptables o incluso comunes en otro. Las creencias personales también afectan la aceptación de la diversidad. Las personas con una mentalidad abierta y tolerante suelen ver como normales una variedad de identidades y expresiones, mientras que las creencias más cerradas pueden llevar a considerar ciertas identidades como anormales o inaceptables. Estos prejuicios pueden resultar en discriminación y rechazo hacia aquellos que se desvían de las normas percibidas, afectando negativamente la inclusión y la aceptación social.
Salud mental y estigmas:
En muchas culturas, los problemas de salud mental aún están estigmatizados y se ven como anormales o una fuente de vergüenza. Este estigma puede hacer que las personas que sufren de ansiedad o depresión no busquen ayuda, por miedo a ser juzgadas.
Estos ejemplos demuestran que la percepción de lo normal y anormal no es absoluta, sino relativa, y está influenciada directamente por el contexto en el que nos encontramos.
Impacto de nuestras creencias en nuestras relaciones y bienestar
La manera en que percibimos la normalidad también impacta nuestras relaciones. Si juzgamos a los demás según nuestras propias creencias de lo que es normal, podemos caer en el prejuicio y la falta de empatía. Esto no solo afecta nuestra capacidad para formar conexiones sanas y abiertas, sino que también nos priva de la riqueza de aprender de la diversidad.
Al ser conscientes de cómo nuestras creencias influyen en nuestras interpretaciones, podemos mejorar nuestras relaciones y reducir malentendidos. Si alguien a nuestro alrededor actúa de una manera que no comprendemos o que consideramos “anormal,” en lugar de juzgar, podemos recordar que cada persona tiene su propio conjunto de creencias y experiencias.
Reflexión personal: ¿Cómo cuestionar la influencia de nuestras creencias personales para una percepción más abierta?
Para adoptar una perspectiva más inclusiva, necesitamos cuestionar nuestras creencias personales y reconocer que, en muchos casos, son simplemente una interpretación de la realidad. A continuación, algunas estrategias para lograrlo:
Identificar creencias limitantes:
Reflexiona sobre las creencias que te llevan a juzgar a los demás como “normales” o “anormales.” Pregúntate si son creencias tuyas o heredadas de la sociedad.
Ampliar la perspectiva:
Intenta comprender el punto de vista de personas de diferentes culturas, edades o estilos de vida. Exponerte a ideas diversas puede ayudarte a ver la normalidad como algo amplio y subjetivo.
Practicar la empatía:
Cuando encuentres comportamientos o actitudes que no comprendes, intenta abordarlos con curiosidad en lugar de juicio. Esto te permitirá ver la complejidad y humanidad en los demás.
¿Te identificas con alguna de estas experiencias?
En PsicoBlog nos gustaría leer tus reflexiones y saber cómo la influencia de nuestras creencias personales ha moldeado tu percepción de lo que es normal y anormal. ¡Déjanos tu comentario!
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Referencias:
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Haidt, J. (2012). The Righteous Mind: Why Good People Are Divided by Politics and Religion. Barnes & Noble.
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Gergen, K. J. (2009). Relational Being: Beyond Self and Community. Google Books.
Hofstede Insights – Dimensiones Culturales de Hofstede Hofstede Insights.
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